martes, 27 de septiembre de 2011

El extraño William Blake por Jorge Dahm


Cuando entablé contacto personal con Blake sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo. Desde ese momento me convertí al "blakeismo", sin restricción.
Este primer contacto se produjo a través de sus maravillosas acuarelas o dibujos acuarelados, como debería decirse mejor, llamados "Las Vírgenes Sabias y las Vírgenes Necias". Después, en mis correrías por los museos, conocí muchas cosas más de Blake y todas me dejaron atónito y entusiasmado. Como la música de Mozart no me cansa y siempre está tan autentico y novedoso, ante mí, como aquella estremecedora primera vez. Mi encuentro con Blake se produjo cuando yo tenia 11 años. Blake hacia exactamente 106 que había muerto. Yo estaba en la época apasionante de los grandes descubrimientos cuando uno comienza a forjarse esa mitología particular y personal de dioses y preferidos, a menudo bizarra, barroca y desordenada.
Blake nació en el barrio de Soho en Londres en 1757. A los pocos años de edad dijo a su padre que había visto una hermosa ronda de ángeles flotando sobre la copa de un árbol debido a lo cual el padre le propino una descomunal paliza por mentiroso. Era como para pensar que el chiquillo mentía. Pero en ese caso decía la verdad. Durante toda su vida, aun en su vida adulta, Blake estaba seguro de haber conversado muchas veces con Dante, con Milton, con Shakespeare y otros grandes poetas y escritores. Era un visionario, un místico, un ser estrambótico y fantástico. Un genio que parecía haber venido de otro planeta.
Cuando muy joven sus padres lo enviaron a estudiar grabado pensando que podría ganarse la vida como ilustrador. En el sigo 18 se podía hacer una pasable carrera ilustrando libros y artículos literarios.
Junto con sus trabajos de grabador y dibujante comenzó a escribir unos extraños poemas donde exponía sus apasionadas creencias basadas principalmente en el gnosticismo y el druidismo. Creía a pies juntillas que Adán era un druida, lo mismo Pitágoras, el cual le enseñó a los griegos, tanto como que Jesús estuvo de cuerpo presente en Inglaterra admirando el hermoso paisaje de las praderas.
Cuando Blake pensó que debía casarse eligió con acierto. Su esposa fue una simple muchacha del pueblo que apenas sabia leer, pero que intuyó que su marido era un genio al cual había que respetar y acatar en todo.Cuando se puso a estudiar en la Real Academia de Londres, el ya famoso pintor Sir Joshua Reynolds le hizo algunas correcciones, lo cual bastó para que Blake concibiera a Sir Joshua asándose eternamente en una infernal parrilla.
Su amistad con otros dibujantes como: Flaxman, Fuseli Stothard y otros le abrió las puertas de los editores y el joven poeta-grabador-dibujante pudo ganarse la vida con cierta holgura. Pero parece que sus raptos de misticismo y su rebeldía le hicieron perder el favor de los que manejaban el negocio de los libros y comenzo a pasar penurias y miserias. Había escrito bastante: "El Casamiento del Cielo y el Infierno", "Todas las religiones son una",  "Una isla en la luna", "Un sueño de nueve noches" etc. Estos títulos bien nos dan una idea sobre lo que estos ciclos de poemas decían. Poesía extravagante, si se quiere pero de una sinceridad y fuerza innegable.
Junto con sus poemas se sucedían las planchas grabadas sobre temas generalmente bíblicos o fantásticos, como las series "Canciones de Experiencia y Canciones de Inocencia", "El Libro de Job", "Los profetas" y sus maravillosas ilustraciones para "La Comedia" del Dante.
Como es de suponer William Blake muere en la miseria, desamparado y sin amigos. Pero su espíritu indomable no se doblegaba ante la escasez y la soledad. Esas cosas ya él las había superado. Murió cantando.

AOC.®.2011
Imagen de William Blake, de 1795, a propósito del Macbeth de Shakespeare.
A Jp. que afirmaba haber tenido una gran amistad con Jorge Dahm
http://www.temakel.com/texofatone.htm

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