domingo, 14 de junio de 2009

COSAS DE LA PINTURA Y LA POESIA, William Blake







Hoy ha sido un domingo de lluvia y frió, las pocas gotas de la mañana no tuvieron la fuerza de impedirme ir a la feria... en ella me encontré con uno de esos hombres generosos, que me impulsa a ir domingo a domingo a la feria, él siempre tiene un aporte para mi alma lectora... en esta oportunidad me regalo una fotocopia de este articulo que transcribo firmado por Jorge Dahm...

"ANEC - GOTARIO - Jorge Dahm : El extraño William Blake

Cuando entablé contacto personal con Blake sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo. Desde ese momento me convertí al "blakeismo", sin restricciones. Y sigo igual.
Este primer contacto se produjo a través de una de sus maravillosas acuarelas o dibujos acuarelados, como debería decirse mejor, llamado "Las vírgenes sabias y las vírgenes necias". Después de mis correrías por los museos, conocí muchas cosas más de Blake y todas me dejaron atónito y entusiasmado. Como la música de Mozart no me cansa y siempre es tan auténtico y tan novedoso, ante mi, como aquella estremecedora primera vez. Mi encuentro con Blake se produjo cuando yo tenía once años. Blake hacia exactamente ciento seis que había muerto. Yo estaba en la época apasionante de los grandes descubrimientos cuando uno comienza a forjarse esa mitología particular y personal de dioses y preferidos, a menudo bizarra, barroca y desordenada.
Blake nació en el barrio de Soho, en Londres, en 1757. A los pocos años de edad dijo a su padre que había visto una hermosa ronda de ángeles flotando sobre la copa de un árbol debido a lo cual el padre le propinó una descomunal paliza por mentiroso. Era como para pensar que el chiquillo mentía. Pero en este caso decía la verdad. Durante toda su vida, aun en su vida adulta, Blake estaba seguro de haber conversado muchas veces con Dante, con Milton, con Shakespeare y otros grandes poetas y escritores. Era un visionario, un místico, un ser estrambótico y fantástico. Un genio que parecía haber venido de otro planeta o de otra galaxia.
Cuando muy joven sus padres le enviaron a estudiar grabado pensando que podría ganarse la vida como ilustrador. En el siglo 18 se podía hacer una pasable carrera ilustrando libros y artículos literarios, ya que la fotografía estaba todavía por nacer.
Junto con su trabajo de grabador y dibujante comenzó a escribir unos extraños poemas donde exponía sus apasionadas creencias basadas principalmente en el gnosticismo y el druidismo. Creía a pie juntillas que Adán era un druida, lo mismo Pitágoras, el cual le enseñó a los griegos, tanto como que Jesús estuvo de cuerpo presente en Inglaterra admirando el hermoso paisaje de las praderas.
Cuando Blake pensó que debía casarse eligió con acierto. Su esposa fue una simple muchacha del pueblo que apenas sabia leer, pero que intuyó que su marido era un genio al cual había que respetar y acatar en todo. Cuando se puso a estudiar en la Real Academia de Londres, el ya famoso pintor Sir Joshua Reynolds le hizo algunas correcciones, lo cual bastó para que Blake concibiera a Sir Joshua asándose eternamente en una infernal parrilla.
Su amistad con otros dibujantes como: Flaxman, Fuseli, Stothard y otros le abrió las puertas de los editores y el joven poeta-grabador-dibujante pudo ganarse la vida con cierta holgura. Pero parece que sus raptos de misticismo y su rebeldía le hicieron perder el favor de los que manejaban el negocio de los libros y comenzó a pasar penurias y miserias. Había escrito bastante: "El Casamiento del Cielo y del Infierno", "Todas las Religiones son una", "Una isla en la luna", "Un sueño de nueve noches", etc. Estos títulos bien nos dan una idea sobre lo que estos ciclos de poemas decían. Poesía extravagante, si se quiere, pero de una sinceridad y fuerza innegable.
Junto con sus poemas se sucedían las planchas grabadas sobre temas generalmente bíblicos o fantásticos, como las series "Canciones de experiencia y canciones de inocencia", "El libro de Job", "Los profetas" y sus maravillosas ilustraciones para La Comedia del Dante.
Como es de suponer William Blake muere en la miseria, desamparado y sin amigos. Pero su espíritu indomable no se doblegaba ante la escasez y la soledad. Esas cosas ya él las había superado... Murió cantando.."

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